miércoles, 31 de diciembre de 2014

Senderos





Tiempos raros para mí, estos que según los convencionales calendarios ya terminan. 
Tiempos raros pero llenos de aprendizaje. 
Llevándome cada vez mejor conmigo, aunque sintiendo que cada vez encajo menos con “el afuera”. Sintiendo también que mi sendero no es el más fácil, ni el más bonito, pero es el mío, y que la decisión de cambiar el rumbo (o no) la tomo yo. Como la de no volver atrás, no repetir acciones de las que ya tomé lo que me era útil; esperar cada vez menos para no entristecerme por lo que no llega y sí disfrutar lo que aparece de sorpresa; saber que hasta las equivocaciones han sido aciertos porque las cometí con toda honestidad; y, sobre todo, saber que la gente que está en mi vida es increíblemente valiosa, con sus virtudes, sus defectos, sus dudas, sus buenas intenciones, sus mañas, sus sonrisas, y hasta… su mala ortografía.
Espero para mí que en los próximos pasos por este sendero encuentre algún tesoro (monetario, aclaro), que viene siendo lo único que me falta, porque lo importante lo tengo: familia, perros, salud, amigos, casa (en orden siempre aleatorio). 
Y que no me falten nunca los libros, la música, el cine y el cielo, que tanto miro.
Y a la gente que quiero le deseo lo que ellos deseen, pero sobre todo, lo que merezcan. Porque al fin y al cabo eso es lo que encontramos siempre, nos guste o no, en el camino. Más cerca, o más lejos. Entonces...
¡A caminar!



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