lunes, 14 de diciembre de 2009

¿Qué significa el Mate para los argentinos?


Muchos argentinos, muchísimos, casi todos, toman mate. Y muchísimos uruguayos y paraguayos también. Yo no. No sé por qué, simplemente no me gusta mucho. Y en mi familia no lo aceptan del todo. Mi abuela me lo ofrecía con cedrón, o con cáscara de naranja. Mi madre y mi hermana matean casi a diario. Mi sobrina, antes de cumplir un año, todavía en pañales, pedía mate. Mis amigos (salvo algunos de los que no viven en Argentina), matean. No tomo mate, pero entiendo, me encanta, y comparto, todo lo que el mate significa. En reuniones frecuentes de chat, cada tanto alguien va a "poner la pava para unos mates". Una de esas personas es mi amiga Luz, en quien pensé de inmediato cuando recibí este escrito sobre el mate, que me envió mi mamá, como diciendo "¿ves de lo que te perdés por no tomar mate?". Me gustó mucho, y lo comparto con ustedes. Lamentablemente no sé quién lo escribió, pero retrata cálidamente el significado profundo de una mateada.

"El mate no es una bebida. Bueno, sí. Es un líquido y entra por la boca.

Pero no es una bebida. En este país nadie toma mate porque tenga sed.
Es más bien una costumbre, como rascarse.
El mate es exactamente lo contrario que la televisión: te hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar cuando estás solo.
Cuando llega alguien a tu casa la primera frase es 'hola' y la segunda: '¿unos mates?'.
Esto pasa en todas las casas. En la de los ricos y en la de los pobres. Pasa entre mujeres charlatanas y chismosas, y pasa entre hombres serios o inmaduros.
Pasa entre los viejos de un geriátrico y entre los adolescentes mientras estudian o se drogan.
Es lo único que comparten los padres y los hijos sin discutir ni echarse en cara.
Peronistas y radicales ceban mate sin preguntar.
En verano y en invierno.
Es lo único en lo que nos parecemos las víctimas y los verdugos; los buenos y los malos.

Cuando tenés un hijo, le empezás a dar mate cuando te pide. Se lo das tibiecito, con mucha azúcar, y se sienten grandes. Sentís un orgullo enorme cuando un esquenuncito de tu sangre empieza a chupar mate. Se te sale el corazón del cuerpo.
Después ellos, con los años, elegirán si tomarlo amargo, dulce, muy caliente, tereré, con cáscara de naranja, con yuyos, con un chorrito de limón.

Cuando conocés a alguien por primera vez, te tomás unos mates. La gente pregunta, cuando no hay confianza: '¿Dulce o amargo?'. El otro responde: 'Como tomes vos'.

Los teclados de Argentina tienen las letras llenas de yerba. La yerba es lo único que hay siempre, en todas las casas. Siempre. Con inflación, con hambre, con militares, con democracia, con cualquiera de nuestras pestes y maldiciones eternas. Y si un día no hay yerba, un vecino tiene y te da. La yerba no se le niega a nadie.
Éste es un país en donde la decisión de dejar de ser un chico y empezar a ser un hombre ocurre un día en particular.
Nada de pantalones largos, circuncisión, universidad o vivir lejos de los padres.
Acá empezamos a ser grandes el día que tenemos la necesidad de tomar por primera vez unos mates, solos.
No es casualidad. No es porque sí.

El día que un chico pone la pava al fuego y toma su primer mate sin que haya nadie en casa, en ese minuto, es que ha descubierto que tiene alma.
El sencillo mate es nada más y nada menos que una demostración de valores...

Es la solidaridad de bancar esos mates lavados porque la charla es buena. Es querible la compañía.
Es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar, vos hablás mientras el otro toma y es la sinceridad para decir: ¡Basta, cambiá la yerba!'.
Es el compañerismo hecho momento...

Es la sensibilidad al agua hirviendo.
Es el cariño para preguntar, estúpidamente, '¿está caliente, no?'.
Es la modestia de quien ceba el mejor mate.

Es la generosidad de dar hasta el final.
Es la hospitalidad de la invitación.
Es la justicia de uno por uno.
Es la obligación de decir 'gracias', al menos una vez al día.

Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin mayores pretensiones que compartir.
¿TE SENTISTE INCLUÍDO?....
Compartilo entonces con quienes alguna vez tomaste un mate".

1 comentario:

  1. soy mexicano... un amigo que estudió en argentina un tiempo trajo con sigo un par de calabazas y una bolsa de yerba... me ofreció un poco de mate (espero estar utilizando los términos correctos) y mi primera reaccion fue cierto repudio, no sabia k era tan amarga esta bebida, pero por alguna extraña (casi mistica) razón segui tomando... al poco tiempo ya no podia de dejar de hacerlo. Ahora estoy decidido a comprar mi propio mate y seguir disfrutandolo!
    P.D: Felicidades por esta tradicion que tienen en el cono sur. En especial en Argentina.

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