viernes, 22 de abril de 2011

DÍA DE LA TIERRA

Hoy es el Día de la Tierra.
Hoy es el momento de tomar conciencia.
Todavía no es tarde...

Estamos en un momento crítico de la historia de la Tierra, en el cual la humanidad debe elegir su futuro. A medida que el mundo se vuelve cada vez más interdependiente y frágil, el futuro depara, a la vez, grandes riesgos y grandes promesas. Para seguir adelante, debemos reconocer que en medio de la magnífica diversidad de culturas y formas de vida, somos una sola familia humana y una sola comunidad terrestre con un destino común. Debemos unirnos para crear una sociedad global sostenible fundada en el respeto hacia la naturaleza, los derechos humanos universales, la justicia económica y una cultura de paz. En torno a este fin, es imperativo que nosotros, los pueblos de la Tierra, declaremos nuestra responsabilidad unos hacia otros, hacia la gran comunidad de la vida y hacia las generaciones futuras.
La humanidad es parte de un vasto universo evolutivo. La Tierra, nuestro hogar, está viva con una comunidad singular de vida. Las fuerzas de la naturaleza promueven a que la existencia sea una aventura exigente e incierta, pero la Tierra ha brindado las condiciones esenciales para la evolución de la vida. La capacidad de recuperación de la comunidad de vida y el bienestar de la humanidad dependen de la preservación de una biosfera saludable, con todos sus sistemas ecológicos, una rica variedad de plantas y animales, tierras fértiles, aguas puras y aire limpio. El medio ambiente global, con sus recursos finitos, es una preocupación común para todos los pueblos. La protección de la vitalidad, la diversidad y la belleza de la Tierra es un deber sagrado.
Los patrones dominantes de producción y consumo están causando devastación ambiental, agotamiento de recursos y una extinción masiva de especies. Las comunidades están siendo destruidas. Los beneficios del desarrollo no se comparten equitativamente y la brecha entre ricos y pobres se está ensanchando. La injusticia, la pobreza, la ignorancia y los conflictos violentos se manifiestan por doquier y son la causa de grandes sufrimientos. Un aumento sin precedentes de la población humana ha sobrecargado los sistemas ecológicos y sociales. Los fundamentos de la seguridad global están siendo amenazados. Estas tendencias son peligrosas, pero no inevitables.
La elección es nuestra: formar una sociedad global para cuidar la Tierra y cuidarnos unos a otros o arriesgarnos a la destrucción de nosotros mismos y de la diversidad de la vida. Se necesitan cambios fundamentales en nuestros valores, instituciones y formas de vida. Debemos darnos cuenta de que, una vez satisfechas las necesidades básicas, el desarrollo humano se refiere primordialmente a ser más, no a tener más. Poseemos el conocimiento y la tecnología necesarios para proveer a todos y para reducir nuestros impactos sobre el medio ambiente. El surgimento de una sociedad civil global está creando nuevas oportunidades para construir un mundo democrático y humanitario. Nuestros retos ambientales, económicos, políticos, sociales y espirituales, están interrelacionados y juntos podemos proponer y concretar soluciones comprensivas.
Para llevar a cabo estas aspiraciones, debemos tomar la decisión de vivir de acuerdo con un sentido de responsabilidad universal, identificándonos con toda la comunidad terrestre, al igual que con nuestras comunidades locales. Somos ciudadanos de diferentes naciones y de un solo mundo al mismo tiempo, en donde los ámbitos local y global, se encuentran estrechamente vinculados. Todos compartimos una responsabilidad hacia el bienestar presente y futuro de la familia humana y del mundo viviente en su amplitud. El espíritu de solidaridad humana y de afinidad con toda la vida se fortalece cuando vivimos con reverencia ante el misterio del ser, con gratitud por el regalo de la vida y con humildad con respecto al lugar que ocupa el ser humano en la naturaleza. Necesitamos urgentemente una visión compartida sobre los valores básicos que brinden un fundamento ético para la comunidad mundial emergente. Por lo tanto, juntos y con una gran esperanza, afirmamos los siguientes principios interdependientes, para una forma de vida sostenible, como un fundamento común mediante el cual se deberá guiar y valorar la conducta de las personas, organizaciones, empresas, gobiernos e instituciones transnacionales.

Origen del Día de la Tierra
El Día de la Tierra es un día festivo celebrado en muchos países el 22 de abril. Su promotor, el senador estadounidense Gaylord Nelson, instauró este día para crear una conciencia común a los problemas de la superpoblación, la producción de contaminación, la conservación de la biodiversidad y otras preocupaciones ambientales para proteger la Tierra. La primera manifestación tuvo lugar el 23 de abril de 1970, promovida por el senador y activista ambiental Gaylord Nelson, para la creación de una agencia ambiental. En esta convocatoria participaron dos mil universidades, diez mil escuelas primarias y secundarias y centenares de comunidades. La presión social tuvo sus logros y el gobierno de los Estados Unidos creó la Environmental Protection Agency (Agencia de Protección Ambiental) y una serie de leyes destinada a la protección del medio ambiente.
En 1972 se celebró la primera conferencia internacional sobre el medio ambiente: la Conferencia de Estocolmo, cuyo objetivo fue sensibilizar a los líderes mundiales sobre la magnitud de los problemas ambientales y que se instituyeran las políticas necesarias para erradicarlos.
Las Naciones Unidas celebran el día de la Tierra cada año en el equinoccio invernal (alrededor del 21 de marzo). El 26 de febrero de 1971, el secretario general U Thant firmó una proclamación a ese efecto. Al momento del equinoccio suena la Campana de la Paz en la sede central de la ONU en Nueva York.
El Día de la Tierra es una fiesta que pertenece a la gente y no está regulada por una sola entidad u organismo; tampoco está relacionado con reivindicaciones políticas, nacionales, religiosas, ideológicas ni raciales.
En el Día de la Tierra se reflexiona sobre la importancia del vital líquido que es indispensable para la vida de todas las especies del planeta incluida la humana como lo que es el agua ya que de toda el agua que existe en el planeta tan solo el 2% es potable.
El Día de la Tierra apunta a la toma de conciencia de los recursos naturales de la Tierra y su manejo, a la educación ambiental, y a la participación como personas ambientalmente conscientes. Una reverencia por la vida y las fuentes de nuestro ser..."

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miércoles, 13 de abril de 2011

Pirámides perdidas

Comparto con ustedes este interesantísimo documental de la BBC sobre antiguas culturas de la América Pre-Colombina. El resumen de este video dice lo siguiente:
"El descubrimiento en Perú de seis pirámides construidas en la misma época que las egipcias desconcierta a los arqueólogos. Su antigüedad de 4600 años obliga a cambiar el calendario histórico del Nuevo Mundo".
Espero que lo disfruten.
Debajo del video encontrarán el enlace al sitio de donde lo he tomado, donde hay muchísimos videos y documentales de gran valor.



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viernes, 1 de abril de 2011

Viajar en el Tiempo

Hemos leído sobre el tema decenas de historias y teorías, hemos visto muchísimas series y películas. El Tiempo siempre nos ha intrigado, y viajar por él o a través de él, ha sido una obsesión para algunos, y aunque para la mayoría de nosotros no pase de ser una especulación casi infantil ("si pudiera volver atrás cambiaría aquélla mala decisión, no haría caso a aquél consejo, haría sin importar nada aquél viaje", etc.), hay científicos que se lo toman muy en serio y dedican su vida a investigar las posibilidades. Y hay escritores que siguen imaginando historias basándose en este tema.
Este artículo, escrito por Ariel Palazzesi para NeoTeo, plantea una idea muy simple para calcular la duración del viaje de acuerdo a la época en que viajemos. Me ha parecido ingenioso y bien trabajado. Aunque, a decir verdad, la teoría especula sobre el viaje imaginando al tiempo como si fuera lineal, cosa que no creo (si de especulaciones se trata, por qué no contarles mi teoría?).
 Ariel (y probablemente la documentación en la que se basa) imagina un Tiempo ordenado, pero personalmente creo que no sería necesario (de poder hacerse) viajar linealmente, porque pudiera ser que existieran múltiples dimensiones (como ya casi tiene probado la Física Cuántica), y de ésta manera, no sería necesario recorrer un largo camino para ir hacia atrás, sino sólo "saltar" en algún "rulo", y caer al otro lado...
En todo caso, el artículo sí está bueno para dimensionar, en tiempos geológicos, lo poquito que llevamos viviendo en el Planeta Tierra, como para creernos sus dueños.
Que lo disfruten.

La idea es muy simple: imaginaremos que hemos sido capaces de construir una máquina del tiempo casi perfecta, con la que podemos viajar al pasado o al futuro. Solo tiene una pega, y es que los viajes no son “instantáneos”. Demoramos un segundo en recorrer -hacia adelante o hacia atrás- una año de historia. Te invitamos a subir a ella y comprobar que tan lejos en el tiempo se encuentran algunos acontecimientos claves de la historia del hombre y el universo.
Hace algunos días nos sorprendíamos analizando las enormes dimensiones del Sistema Solar. Hoy te invitamos a maravillarnos con un loco viaje al pasado, a bordo de una máquina del tiempo capaz de retroceder un año por segundo. ¿Qué tiempo nos demandaría asistir al nacimiento de Newton? ¿Cuánto necesitaríamos viajar para ver extinguirse a los dinosaurios? Veremos que nuestro universo es tan antiguo, que aún en una maquina como esta no nos sería sencillo visitar el pasado. Pero aún así lo intentaremos.
En unos cuarenta y tres segundos vemos la llegada del hombre a la Luna
Nos instalamos dentro de la cabina de nuestra máquina del tiempo, y nos preparamos para comenzar nuestro viaje al pasado. Nos lleva solo 11 segundos llegar al año 2000, el último del siglo pasado. Unos cuarenta y tres segundos después de iniciado el viaje, vemos de pasada como la humanidad asiste atenta a la llegada del hombre a la Luna. A los 66 segundos de haber partido, poco más de un minuto de viaje, vemos los destellos cegadores de las bombas atómicas arrojadas sobre Hiroshima y Nagasaki. Transcurrido 1 minuto 39 segundos de viaje, las portadas de los periódicos informan del hundimiento del RMS Titanic, un buque considerado -erróneamente, claro está- como inhundible. Solo 9 segundos después los hermanos Wright, Orville y Wilbur, dan un saltito con su Flyer 1. Prácticamente toda la tecnología que usamos proviene de un lapso de tiempo que nuestra máquina nos permite recorrer en unos dos minutos.
Cristóbal Colón descubre -sin saberlo- un nuevo continente.
Sir Isaac Newton, poseedor de una de las mentes más prodigiosas de la historia de nuestra raza, nació en 1642. Es decir, unos seis minutos y nueve segundos después de nuestra partida. Cristóbal Colón descubre -sin saberlo- un nuevo continente en 1492, lo que en nuestra escala temporal representa algo más de 8 minutos. Casi lo mismo que tarda la luz en viajar desde el Sol a la Tierra. Llegados a este punto, podemos creer que nuestra máquina nos servirá para recorrer -como mínimo- toda la historia de la humanidad. Veamos si es cierto.
Ver como se construyeron nos insume una hora y 17 minutos de viaje.
Asistir al nacimiento de Cristo implica un viaje de unos 33 minutos. Nada que unos viajeros intrépidos como nosotros no puedan  soportar. Ver como los esclavos de los faraones transpiraban construyendo las grandes pirámides -como la de Keops- nos insume una hora y 17 minutos de viaje. Bastante poco, sobre todo si recordamos que se estima que fueron construidas unos 2600 años antes de nuestra era. Entusiasmados, decidimos visitar el mundo que conoció Lucy, uno de nuestros antepasados más famosos. Lucy, fue una hembra de Australopithecus afarensis, cuyos restos fueron descubiertos por Donald Johanson en 1974, en Etiopía. Los análisis indican que vivió hace unos 3.2 millones de años. A nuestra máquina del tiempo súper veloz, capaz de recorrer un año por segundo, le lleva unas 890 horas -más de 37 días- alcanzar ese punto. Comenzamos a pensar que en realidad no es tan veloz como creíamos.
Este simpático engendro desapareció hace 65 millones de años.
Decididos a comprobar su eficacia, nos lanzamos hacia el final del período cretáceo, una época de grandes catástrofes en la que se produjo la extinción de los dinosaurios (y de los ammonites), hecho que de alguna manera permitió que los mamíferos ganasen terreno y más tarde alguno de ellos evolucionase hasta poder construir una máquina del tiempo. El limite entre los períodos Cretácico y Terciario se encuentra a unos 65 millones de años de distancia. El viaje hasta la época de Lucy nos resultó agotador, pero en realidad fue casi un paseo: llegar al momento en que el Tiranosaurio Rex dió las hurras requiere de más de dos años de viaje, o lo que es lo mismo, unos 752 días. Los ammonites, que se fueron junto a los dinosaurios, habían aparecido en el  cuarto período de la Era Paleozoica -el Devónico- hace unos 415 millones de años. Llegar hasta allí nos insumiría un total de 13 años (y un par de meses). Eso significa que estos simpáticos animalejos pulularon por nuestro planeta unos 11 años (medidos con nuestra escala veloz), bastante más que los 37 días que nuestra raza lleva caminando de aquí para allá.
Si quisiésemos ver la formación del Sistema Solar no nos alcanzaría la vida.
Nuestra máquina del tiempo ha demostrado ser demasiado lenta para seguir explorando el pasado. Si quisiésemos ver la formación del Sistema Solar no nos alcanzaría la vida, ya que “recorrer” cuatro mil quinientos millones de años nos llevaría más de 142 años. Decididos a todo, volvemos al presente y viajamos mil segundos hacia el futuro en busca de una máquina más veloz. Nuestros descendientes han logrado evitar machacarse unos ha otros hasta desaparecer, y han conseguido desarrollar una máquina capaz de avanzar un milenio por segundo. Nos hacemos con una de ellas (por las buenas), y nos vamos a ver como se originó el Sistema Solar. 4500 millones de años son 45 mil siglos, por lo que la nueva máquina llega allí en “solo” 52 días. Envalentonados, decidimos asistir al nacimiento de nuestra galaxia, que tuvo lugar hace unos 14 mil millones de años. Aún viajando en el tiempo a razón de mil años por segundo, demoramos 162 días en llegar allí. Puede parece un viaje agotador, pero no es nada comparado con los 162 mil años que nos hubiese llevado realizar el mismo viaje con nuestra máquina del tiempo original. Como puedes ver, si alguna vez construimos una máquina del tiempo, necesitamos que sea realmente rápida para que nos sirva de algo. Caso contrario, solo podremos visitar épocas muy cercanas a la nuestra.


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