martes, 31 de mayo de 2011

FABRICANDO NEURONAS

Los importantísimos avances en los estudios genéticos comienzan a dar sus frutos mucho antes de lo esperado.
Este nuevo logro de la ciencia, aunque aún en etapa experimental, puede significar una fundamental luz de esperanza para una de las enfermedades más terribles que, con el tiempo, sufrirán más y más seres humanos: el mal de Alzheimer.
A medida que la medicina avanza en otras cuestiones, y la calidad de vida aumenta, también aumenta exponencialmente en el planeta el número de ancianos, simplemente porque la ente vive más tiempo.
Pero ello conlleva el crecimiento también de enfermedades de las que se conoce poco aún, y el deterioro neuronal de la vejez es uno de ellos.
Por eso, este trabajo es tan importante.

Transforman células de piel humana en neuronas
(Por Ariel Palazzesi para NeoTeo)
Sabemos que las células madre embrionarias pueden convertirse en células hepáticas, de la piel, neuronas o cualquier otra pieza de ese rompecabezas que es el cuerpo humano. Una vez que se han diferenciado, es bastante complicado convertir un tipo de célula en otra. Sin embargo, un artículo publicado en Nature da cuenta que un grupo de científicos estadounidenses liderados por Marius Wernig de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, ha logrado transformar directamente células de la piel en un neuronas. El proceso, llamado transdiferenciación, constituye uno de los más interesantes de la biología actual.
Todos hemos oído hablar de las células madre embrionarias (ESC, por Embrionary Stem Cells) y de su capacidad para “convertirse” en prácticamente cualquier tipo de células. Se las utiliza para reparar corazones, recuperar la vista y decenas de aplicaciones más. Pero las demás células de nuestro organismo lo tienen bastante más difícil a la hora de convertirse en “otra cosa”. O al menos, lo tenían muy difícil hasta hace poco. Este tipo de travestismo, que convierte una célula ya diferenciada en otra completamente diferente se conoce como “transdiferenciación” y es uno de los temas de investigación más importantes dentro de la biología celular y la medicina regenerativa de hoy. Este proceso abre las puertas a la posibilidad de prescindir de las mencionadas ESC y de los dilemas éticos asociados. Además, las células madre inducidas a pluripotencia (iPSC, por induced Pluripotent Stem Cells) a menudo pierden su “habilidad” de convertirse en otro tejido o -peor aún- suelen generar tumores.
Hace un año consiguieron transformar células del fibroblasto de ratones en neuronas.
Buscando una solución a este problema, un grupo de científicos estadounidenses liderados por el Dr. Marius Wernig de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, consiguió transformar células de la piel en un neuronas, utilizando solamente cuatro factores de transcripción. Los resultados de este experimento fueron publicados en la última edición de la revista Nature. Wernig explica que el origen de este trabajo puede encontrarse en otro, publicado hace aproximadamente un año, en el que se consiguieron transformar células del fibroblasto de ratones en neuronas. En esa oportunidad se utilizaron tres factores de transcripción: Ascl1, Brn2 (conocido también como Pou3f2) y Myt1l. Estas neuronas inducidas (iN, por induced Neurons) expresaban casi todas las proteínas específicas de las neuronas, podían generar impulsos eléctricos y eran capaces de formar sinapsis (conexiones neuronales) funcionales.
Primero consiguieron transformar células madre embrionarias humanas en neuronas.
En el grupo de Wernig se encuentra el estudiante de post doctorado Zhiping P. Pang, quien empleó los mismos factores de transcripción utilizados en el experimento con ratones pero aplicado a células madre embrionarias humanas (hESC, por human Embrionary Stem Cells). De esta forma el grupo logró demostrar que los factores de transcripción usados en ratones funcionaban también en células humanas, consiguiendo neuronas inducidas a partir de hESC. Apenas transcurridas 24 horas de haber sido aplicado el proceso, las nuevas neuronas ya eran capaces de expresar ciertas proteínas específicas. A los tres días ya adquirían la forma típica de las células cerebrales, y a los seis días ya podían generar impulsos eléctricos. El paso siguiente era determinar si este proceso funcionaba con células ya diferenciadas.
Para ello, Pang y su equipo partieron de células pertenecientes al fibroblasto humano fetal y post natal, a las que se le aplicaron los tres factores mencionados. Diez días más tarde, estas células aún presentaban una morfología propia de las neuronas inmaduras, evidenciando que algo estaba fallando. Dispuestos a resolver el problema, comenzaron a aplicar otros factores además de los Ascl1, Brn2 y Myt1l, y luego de probar con un par de decenas de ellos, dieron con uno que favorecía el desarrollo de las neuronas: el NeuroD1. Para confirmar los resultados se repitió el experimento aplicando los cuatro factores a la vez, consiguiendo que las células de piel se convirtiesen en neuronas. Quince días después de iniciado el proceso, las células inducidas presentaban la morfología de una neurona. Cuatro semanas después, ya habían formado neurofilamentos. Un mes después de haber sido inducidas las células eran capaces de expresar las principales proteínas, receptores y factores de transcripción de una neurona “normal”, incluso generaban impulsos eléctricos y sinapsis funcionales.
Funcionó con células provenientes de la piel de un niño de 11 años.

Según puede leerse en el artículo, el proceso funciona tanto en las células provenientes de un feto (menos maduras) como en las de un recién nacido (más maduras). ¿Hasta que edad podría funcionar este mecanismo? Buscando una respuesta, los investigadores emplearon células provenientes de la piel de un niño de 11 años y consiguieron que se transformasen en neuronas inducidas, con todas las propiedades encontradas en los experimentos anteriores. Pero no todas son buenas noticias: solo entre el 2 y 4% de las células del tratadas se “transdiferenciaron” en neuronas, lo que demuestra que el rendimiento del proceso es muy bajo. Los autores del trabajo suponen que con el tiempo podrán mejorar su técnica y aumentar este porcentaje, para poder aplicarlo para paliar ciertas enfermedades cerebrales neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson.

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martes, 17 de mayo de 2011

FELIZ DÍA DE INTERNET!

Claro, también tenía que tener su día.
Aunque, para algunos de nosotros, todos los días está presente en nuestras vidas.
Si quieren saber más pueden visitar www.diadeinternet.org


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sábado, 14 de mayo de 2011

Estamos "INFOXICADOS"...?

A veces me dan ganas de desconectarme de todo.
Entonces cierro mi notebook, apago la tele, pongo el celular en modo silencio, y miro las montañas por mi ventana, desde la penumbra, con un disco de Sara Vaughan sonando bajito.
Me preparo un café despacio, oliendo su aroma, y me siento a leer algo de literatura.
Son momentos que disfruto mucho, mucho.
Pero a los que me cuesta un poco llegar.
"Desenchufarme" no es tan fácil, cierta deformación profesional me empuja casi compulsivamente al zapping informático por las páginas de unos veinte medios de comunicación, entre locales, nacionales e internacionales cada día.
Consulto diariamente cuatro cuentas de correo electrónico (las otras de vez en cuando), paso largos ratos en Facebook y en Twitter (en esta última red soy más que nada "lurker", es decir, una voyeur que participa poco), y dejo para visitar muy de vez en cuando las otras redes en las que me he inscripto antes que en estas últimas, que son las que en definitiva van quedando.
Es mucho tiempo, demasiada información.
Y sé que soy moderada en comparación a otras personas que conozco.
A dónde nos lleva ésto?
Yo fluyo según mis ganas. Aún no me pesa (y creo que no me pesará nunca), apagar todo y hacer cualquier otra cosa.
No me angustio cuando se corta la luz.
Ni me quita el sueño olvidarme el celular.
Prefiero las series, documentales y películas a los canales de noticias.
Sin embargo, todo eso forma parte de mi vida desde que despierto.
Y me cuesta dormir sin el sonido y el resplandor del televisor encendido, aunque no lo mire.
De hecho, más de una vez, lo enciendo para dormir.
En el silencio lleno de sonidos de una noche de campo, por ejemplo, me cuesta muchísimo más conciliar el sueño.
Cosas de estos tiempos, que a muchos nos pasan.
Me gustó esta nota publicada en el diario El País, que habla de todo esto.
Yo creo que estoy un poco "Infoxicada".
Y ustedes?

Atentos a todo... y a nada
(Por Sergio Fanjul  para El País)
'E-mails', redes sociales, el móvil... Recibimos una sobredosis de información que no es fácil procesar. La 'infoxicación' empeora la capacidad analítica, aumenta la ansiedad y conduce a decisiones erróneas
Recuerden cuando el mundo era (un poco) más tranquilo. Solo había un par de canales de televisión. Las cartas postales cuidadosamente manuscritas tardaban días o semanas en ir de una mano a otra. Los periódicos contaban lo que había pasado ayer. Y a los amigos los veíamos de tarde en tarde alrededor de la mesa de algún bar. Ahora, en cambio, vivimos en mitad de una avalancha. El acelerón de la tecnología ha provocado que la información nos bombardeé a discreción, sin piedad y en todas direcciones, y que el contacto con el prójimo se haga constante e instantáneo gracias al teléfono móvil, el e-mail y las redes sociales. Si antes mirábamos el mundo a través de la ventana, ahora miles de ventanas que se abren simultáneas y meten el mundo en nuestro ordenador. Esta nueva forma de existencia, hiperconectada e instantánea, tiene sus ventajas, claro está, pero también sus desventajas. El estrés, la ansiedad informativa, la confusión, la superficialidad o la falta de atención son algunos de ellos. "Infoxicación" lo llama el físico Alfons Cornellá, fundador de la consultora sobre nuevas tendencias Infonomía, un neologismo que mezcla la información y la intoxicación. Se produce cuando la información recibida es mucho mayor que la que somos capaces de procesar, con consecuencias negativas
"En el momento en que aun no has acabado de digerir algo, ya te está llegando otra cosa", dice Cornellá, "la entrada constante de información, en un mundo always on (siempre encendido), te lleva a no tratar ninguna información en profundidad. Cuando la información es demasiada todo es lectura interruptus. El fenómeno se desboca cuando todos pasamos a ser productores de información, y cuando los instrumentos para producirla son mejores que los instrumentos para organizarla y buscarla. Todos sabemos usar un procesador de texto, pero pocos saben buscar información de calidad con criterio". En efecto, hoy día la actividad es frenética: "Se calcula que entre el nacimiento de la escritura y el año 2003 se crearon cinco exaby­tes (billones de megabytes de información). Pues bien, esa cantidad de información se crea ahora cada dos días", informa el especialista en redes David de Ugarte. "La posibilidad de emitir información codificada se ha ido democratizando: primero como escritura, luego como imagen, etcétera. Piensa cuánta gente podía escribir un texto a principios del siglo XIX, o cuanta hacer una foto a principios del XX... Y compáralo con hoy".
Una información que, además, salta de un lugar a otro como pulgas en una sábana: en España se envían 563 millones de correos al día, según la consultora Contactlab, y cada español recibe, de media, unos 23 correos diarios que debe gestionar (en algunos casos llegan a cientos), y que ahora, además de en el ordenador, también recibimos en nuestros smart­phones (teléfonos inteligentes). Y eso sin contar lo que se cuela a través de redes sociales como Facebook y Twitter. Según la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC), el 37% de los españoles se conecta entre 10 y 30 horas semanales. El 9% lo hace más de sesenta horas. Cada vez pasamos más tiempo en este mundo de los unos y ceros y menos en el de la carne y los huesos: "Las horas dedicadas diariamente al uso de aparatos electrónicos prácticamente se ha duplicado desde 1987, mientas que la interacción cara a cara caía desde unas seis horas a poco más de dos", según explica José Antonio Redondo en su libro sobre redes sociales Socialnets (Península).
Y todo esto cansa a la mente. El psicólogo David Lewis creó el concepto de Síndrome de Fatiga Informativa, en su informe Dying for information? (¿Muriendo por la información?) elaborado para la agencia Reuters. Se da en personas que tienen que lidiar con toneladas de información procedente de libros, periódicos, faxes, correos electrónicos, etcétera, y que, según Lewis, provoca la parálisis de la capacidad analítica, ansiedad y dudas, y conduce a malas decisiones y conclusiones erróneas. Dos tercios de los 1.300 profesionales entrevistados por Reuters achacaron al estrés producido por manejar altos flujos de información daños en sus relaciones personales, baja satisfacción laboral y tensión con sus colegas. "El exceso es más perjudicial que provechoso", opina Jorge Franganillo, profesor de Información y Documentación de la Universidad de Barcelona.
"Durante siglos hemos asociado más información a más libertad. Sin embargo, hoy día, no por tener más donde elegir tenemos más libertad ni estamos más satisfechos. La información es imprescindible en la vida moderna, pero en exceso es asfixiante y resulta difícil de procesar. Al final, más es menos". Nos puede incluso hacer menos productivos, como observó el psicólogo británico Amir Khaki, de AK Consulting, estudiando el comportamiento de un grupo de ejecutivos: la consulta continua de la BlackBerry aumenta el estrés y reduce la productividad. Uno de los sujetos del estudio tardaba el triple de tiempo en rellenar impresos comunes por la constante distracción de su teléfono inteligente. "La presión que provoca la sobrecarga informativa retrasa decisiones importantes o hace que se tomen medidas sin la suficiente reflexión. Y causa también una fricción informativa que dispersa la atención y aumenta la fatiga. La energía física e intelectual que consumimos para obtener la información correcta se desperdicia si no hacemos algo útil con ella", dice Franganillo. Y, por mucho tiempo que invirtamos, siempre tenemos la impresión de que se nos está escapando algo. "Esta sobreabundancia hace que pocos elementos de entre todo ese mar resalten y queden fijados a nuestra memoria, que hoy se encuentra medio perdida al no poder atar datos con situaciones y lugares concretos.Muchas cosas pasan desapercibidas, miradas sin ser vista", dice Roberto Balaguer, psicólogo especialista en Internet.
Superficialidad
La superficialidad es otra de las posibles consecuencias del maremagno actual, como señala el autor Nicholas Carr en su libro Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? (Taurus), de reciente aparición. Carr, licenciado en Literatura, advirtió que su capacidad de concentración en la lectura de textos largos era cada vez menor. La causa: su actividad multitarea, atento a la vez a la web, el Twitter, el teléfono, el Skype, el Facebook... "Internet nos incita a buscar lo breve y lo rápido y nos aleja de la posibilidad de concentrarnos en una sola cosa", declaró en una entrevista a Bárbara Celis en EL PAÍS. "La multitarea, instigada por el uso de Internet, nos aleja de formas de pensamiento que requieren reflexión y contemplación, nos convierte en seres más eficientes procesando información pero menos capaces para profundizar en esa información y al hacerlo no solo nos deshumanizan un poco sino que nos uniformizan". Por supuesto, Carr cerró sus perfiles en las redes sociales.
No todos son tan pesimistas. "Mi hijo juega mucho al Call of Duty (un frenético videojuego bélico). Puedo pensar que está perdiendo el tiempo, o incluso que está enganchado, o pensar que se está preparando para un nuevo mundo donde los estímulos serán mayores, y la información más cambiante. El mundo que viene probablemente sea más parecido a Call of Duty que a Guerra y paz", opina Xabier Carbonell, profesor de Psicología en la Universidad Ramón Llull. "No creo que sea un problema, sino cuestión de aprendizaje. Fíjate, mi madre me decía '¿cómo puedes estudiar con la radio puesta?'. Y compáralo con todo lo que hay ahora... La tecnología está produciendo un cambio cognitivo importante". Cada vez somos más multitarea y esto es irreversible. "Son las habilidades que, por otro lado, cada vez valora más el mercado laboral: empleados que tengan esa habilidad de gestionar en contextos de saturación de información", coincide Fernando Garrido, del Observatorio para la Cibersociedad. ¿Cómo gestionar esta cantidad ingente de información? La respuesta es obvia: tomándonoslo con calma. Desconectándonos un rato: apagar el ordenador, la televisión, silenciar el teléfono.
Ahondar en el trato humano y pausado. Adoptar un hobby alejado de los gadgets tecnológicos. Salir a la calle. "Algunos médicos han indicado las siestas como una manera de contrarrestar la neblina digital de la sobreinformación", sugiere Balaguer. "No dedicarse a leer y contestar el correo en cualquier momento, sino solo a determinadas horas de la jornada laboral, de manera que sea una parte de tu agenda y no te interrumpa constantemente", recomienda Redondo. Y eligiendo solo lo provechoso. "La avalancha de información que se puede gestionar mejor si establecemos prioridades. Hemos de tener claro qué temas nos interesan, centrar la atención en pocas áreas y procurar que sean lo bastante concretas. No se puede pretender estar al día de muchos temas o de temas demasiado amplios: ya en 1550 el teólogo Juan Calvino se quejaba de que había tantos libros que ni siquiera tenía tiempo de leer los títulos", dice Franganillo. Como apunta Cornellá: "Hay que escoger muy bien las fuentes de información. Dedicar parte del mejor tiempo del día a la información de calidad. Cuanta más de esta manejas, más capaz eres de discriminar que lo que tienes delante es pura basura. La buena información, la relevante, desinfoxica".
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lunes, 9 de mayo de 2011

2012: ESPERANZA

Maravilloso video para compartir, en estos tiempos de energías contradictorias.
Espero que a los visitantes de La Guarida les guste tanto como a mí.
En otros posts anteriores encontrarán más información de algunos de los temas aquí tratados, por ejemplo, la enorme fuerza energética del corazón, pirámides perdidas, interesantes teorías sobre los polos planetarios o las tormentas solares, o el 2012.
Este video reune algunos de esas reflexiones y presenta, como opción, la mejor: ESPERANZA. 



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